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miércoles, 24 de junio de 2009

Los mareados: Una de traidores y leales

Sobre módicos y traidores. Por Ernesto.

Dos personas muy distintas entre sí, han utilizado en las últimas semanas el adjetivo “módico” para describir el modelo, la experiencia, el gobierno, la ideología –o lo que fuera—kirchnerista.

El primero fue Jorge Sigal, en una notable contratapa del diario Crítica. Sigal cuenta:

En el territorio donde me muevo, un lugar donde la política y el debate de ideas son ingredientes insustituibles, las aguas se han agitado demasiado. Y hoy, como si se jugara el destino de una revolución inconclusa, mucha gente se ha declarado la guerra. Hace unos días, un colega que supo militar en la llamada izquierda peronista me contaba, acongojado, cómo tuvo que intervenir en una cena familiar para que su yerno y su mejor amigo no terminaran a las trompadas. ¿Qué los separaba? ¿La patria socialista? ¿La liberación nacional? ¿La guerra o la paz? No, nada de eso. Uno criticaba y el otro defendía, con igual fiereza, el discurso aquel de Kirchner contra Clarín, el famoso “¡Qué te pasa, Clarín!”. Hoy, una pieza destinada a engrosar la historia del humor nacional, a tal punto que, luego de Sergio Massa y de Daniel Scioli, probablemente, el propio ex presidente terminará festejando, junto a su genial imitador, en la casa de “Gran Cuñado”. Por Canal 13, claro. ¿Entonces?”
No tengo nada particular contra el planeta K, lo considero una variable más del peronismo. Y punto. Hay cosas del Gobierno que me parecen bien y otras que detesto. Pero no es mi planeta.
Recomiento la nota completa. Allí Sigal repasa cómo éste esquema repite equivocaciones de la izquierda peronista durante la década del setenta.

Y, finalmente concluye:

Uno puede aceptar una vida módica, incluso transitarla con resignada amabilidad. Lo que resulta extraño es que se la confunda con la Revolución, malgastando energías en una causa probablemente ajena. Sobre todo, habiendo recorrido tantas veces el mismo camino”.

Sigal no fue, no es, ni será, peronista. Por eso es llamativo que alguien que lo es, lo fue y lo será, opine prácticamente lo mismo. Se trata nada más y nada menos que de Artemio López. En uno de sus últimos post, se queja por la manera en que algunos sectores kirchneristas utilizan livianamente el adjetivo “traidor”.

Dice Artemio:

Notamos con relativa sorpresa que se ha generalizado el uso del adjetivo "traidor" en el , llamémoslo, espacio kirchnerista tardío, normalmente kirchneristas de segunda vuelta y/o oportunistas variopintos, que pueblan sus análisis con ligeras y extravagantes categorías como contradicción principal, secundaria, terciaria, universitaria y otras especies por el estilo. Ciertamente la utilización discrecional de la categoría "traidor" y en sentido contrario la de "leal" era más propia del energúmeno de Gualeguaychú, que utiliza con sagrada furia ese lamentable adjetivo para definir el campo de la lucha corporativa que encarna”.
Una vida módica, dice Sigal. Esta módica etapa actual, califica López.

En el Diccionario Ideológico de la Lengua Española, de Julio Casares, que me recomendó un viejo maestro del periodismo con el que no nos entendemos últimamente, se leen estas asociaciones: módico, moderado, medido, regular, templado, parco, reprimido, modesto, mitigado, suave, quebrado, modoso, decente, suave.

No se si estamos en una etapa módica. Lo que tengo claro es que, revolucionaria, lo que se dice revolucionaria, en fin, no me parece.
Perovayunoasaber.

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