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sábado, 25 de octubre de 2008

VIENEN POR TI - 2


García Márquez se preguntó alguna vez si la Tierra no será el infierno de otros planetas. Tal vez sea mucho menos: una aldea sin memoria, dejada de la mano de sus dioses en el último suburbio.

SUPERTI: “LA SOCIEDAD VE A LOS MENORES COMO MÁS PELIGROSOS”
El ministro de Justicia de la provincia de Santa Fe dijo estar a favor de bajar la edad de imputabilidad a 14 años. Pero aclaró que, si se aplica, la medida deberá estar acompañada por un sistema penal apropiado.

25-10-2008 | 08:02 hs.Autor: Agenciafe · Fuente: Agenciafe - Diario UNO

El hecho de que el principal sospechoso del asesinato del ingeniero Ricardo Barrenechea en San Isidro (Buenos Aires) sea un adolescente reabrió el debate sobre la edad de imputabilidad. El ministro de Justicia de la provincia, Héctor Superti, señaló que está a favor de realizar esa modificación.
El debate a nivel nacional lo abrió el gobernador bonaerense Daniel Scioli quien quiere impulsar ese cambio en su jurisdicción. Pero un grupo de fiscales y jueces de la provincia de Buenos Aires se manifestó en contra de esa reforma, así como legisladores y especialistas que prefieren poner el acento en el tratamiento de los jóvenes antes que en la punición.

No resuelve todo
Superti sostuvo, además, que bajar la edad de imputabilidad no es una solución mágica al problema del delito sino que se debe trabajar en varios aspectos sociales para revertir la situación de los niños. “Ningún sistema penal en sí tiene que ver en forma directa con la inseguridad. Eso tiene otras causas: un programa que mejore la calidad de vida de estos niños en situación de exclusión va a tener más efectos. Pero también es cierto que ante la comisión de un delito el Estado tiene que reaccionar”, planteó el funcionario provincial.

Una cuestión social

“El sistema es malo”

El gobernador de la provincia, Hermes Binner, sostuvo estar en contra de bajar la edad de imputabilidad de los menores como una respuesta al problema delictivo. El mandatario provincial dijo, en relación a la intención de su par bonaerense: “Nosotros no estamos de acuerdo con ello, creemos que hay que buscar una forma de atención al menor en conflicto con la Ley Penal”.
Además indicó que “tenemos dificultades para avanzar en la cuestión social, necesitamos más atención de nuestra sociedad, hay algunos indicadores que son muy preocupantes, como que el año pasado aumentó la mortalidad infantil en la provincia de Santa Fe y hoy hay niveles realmente importantes de postergaciones en nuestra provincia a partir de una falta de competitividad de la misma en distintos sectores sociales: en salud, en educación”.

Con acompañamiento
Hace varios meses, al ser consultada por el tema que hoy se vuelve a debatir, la jueza de menores de Santa Fe, Ana María Elvira, expresó: “Yo pienso que hay que bajar la edad de imputabilidad....

El gobierno riojano también informó que avanza otro proyecto paralelo para construir una cárcel de menores, aunque atenuada. Incluirá lugares de encierro, de semilibertad y de recuperación.

Puntos de vista

“Los pibes la pasan mal”

El ministro de Desarrollo Social bonaerense, Daniel Arroyo, pidió que no se estigmatice a los jóvenes y aseguró que la provincia de Buenos Aires necesita un Plan Marshall para rescatar a aquellos jóvenes que “están hechos bolsa. Hasta ahora se pensaron los planes para salvar países o para hacer obra pública. Ahora es el tiempo de rescatar a los jóvenes que están mal”, graficó el titular de la cartera social provincial tras participar de una charla sobre Jóvenes e Inclusión Social.
Explicó que “no hay que estigmatizar a los adolescentes, hay que hablarles con su lenguaje” y detalló que los jóvenes de entre 14 y 25 años “no creen en la política ni en las instituciones, están perdidos en las esquinas, la pasan mal”.

El lunes, el ministro de Justicia, Ricardo Casal, presentará a los diputados nacionales bonaerenses un proyecto para que impulsen en el Congreso una reforma del Código Penal para bajar la imputabilidad en caso de delitos graves a 14 años.

Según datos del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, en la provincia hay 522 menores de 16 a 18 años privados de la libertad en institutos; 65 menores de 16 están por delitos graves, y a 1.570 chicos se les aplicaron medidas alternativas.

Radio 10, a través de su mentor, el “periodista” Daniel Hadad, se destaca en la Cruzada contra los niños “infieles”, alentando a tomar por asalto las calles contaminadas de pibes de malabares para que puedan los “buenos peregrinos” derramar toda esa gracia inocente en el “Santo Sepulcro” de los supermercados.

Un cronista policial en TV habló de ladrones de “pantalón corto”: de la maldad de los niños pobres, que no tienen códigos como los tenían los ladrones de ayer, expresaba con cierta nostalgia. Carlos Ruckauf -con su vocación intacta de mano dura- manifestó a Página/12 que “los jueces alientan a los asesinos”.

Se ha transformando a los grandes medios de comunicación en la sede de una estrategia temporal de represión y menoscabo de la vida de los pobres.


Somos consumidores del espectáculo siempre “deleitoso” de la miseria, de la tragedia y del espectáculo “conmovedor” de los esfuerzos de los que la provocan, para luego erradicarla, y ponen en el cielo un grito desgarrador: hay que bajar la edad de imputabilidad disparando a las víctimas.

Fue aquí -decía Camus- “donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa”.

¿A qué edad imputamos a un menor? ¿A los 14 años? Parece no ser suficiente. ¿Quizás a los 12? ¿Hay discernimiento en esas edades? ¿Sabe un niño diferenciar lo bueno de lo que no lo es? ¿Lo prohibido de lo permitido? Manuel Ossorio, hombre de prestigio del Derecho, dice que “quien obra sin discernimiento absoluto no puede darse cuenta del alcance, del valor ni de las consecuencias de las acciones que realiza”. El discernimiento puede estar disminuido por varias causas, las anímicas, el miedo, la ofuscación. ¿No está mutilado un niño que sufre hambre, abandono, que ha sido violentado, que vive a la intemperie? ¿No está afectado el niño que no tiene los insumos básicos de la crianza humana: la familia, la ternura, el abrigo, el pan?


Es entonces que dentro del ámbito del Derecho Penal los niños, afectados por la ausencia de derechos que nunca le otorgaron, no pueden discernir plenamente la índole delictiva del acto que realizan, porque no pueden diferenciar entre el bien y el mal.

Invocar discernimiento precoz es condición, pero no suficiente. Entonces, invocan las figuras más nefastas del oscurantismo penal, nos recuerdan la concepción positivista del “delincuente natural”, las genéticas irreparables de nuestros niños pobres.

En La pena de muerte de Albert Camus y Arthur Koestler, este último escribe que en Gran Bretaña los niños de menos de siete años no eran pasibles de la pena de muerte. Sin embargo, entre los siete y los catorce años podían ser ahorcados si había contra ellos “una prueba evidente de perversidad”. La perversidad producía la “mayoría de edad penal”. Así, en 1801, Andrew Brenning, un niño de trece años, fue ahorcado en público por introducirse en una casa, forzando la entrada, y robar una cuchara. En 1833 un niño de nueve años fue condenado a la horca por haber robado, a través de una vidriera rota, unas tizas de colores.

Los medios de comunicación van contra la familia y le imputan engendrar más hijos de los que la pobreza le permite, de haber transformado la crianza humana en algo lábil, cuando procede el tiempo de los azotes, de utilizar a sus hijos, de convertirlos en pesadillas humanas. Y van contra la escuela pública por no haber puesto sus técnicas de dominación para someterlos. Esto ocurre en abril de este año. Pero es una historia que ya nos contaron los libros o nuestros abuelos con sus tertulias, esa memoria carnal que se transmite a través de las ternuras.

Cuando la inmigración en Argentina fue objeto del menosprecio social, a fines del siglo XIX y principios del XX, en realidad, lo que se buscaba era eliminar a los no asimilables, los hombres y mujeres que luchaban por sus derechos. Meléndez, en el año 1900, encontraba en la herencia una de las causas de la delincuencia de menores, principalmente en las colectividades italiana y francesa. Luis Agote, diputado por el Partido Conservador, decía el 27 de agosto de 1919 en la Cámara de Diputados: “Tengo en mi banca varias sentencias de jueces condenando por reincidentes a chicos de 10, 11, y 12 años de edad. Si se buscan los antecedentes de estos pequeños criminales, se encuentra que son lustrabotas, vendedores de diarios o mensajeros”.

Hoy como ayer se oculta, se niega, se vela las causas que producen el maltrato y el abandono. Se trata como un fenómeno individual lo que es un producto social, y se le adjudica a la familia humilde una responsabilidad que es colectiva. La mayoría de los medios informativos no derrama una sola palabra, una sola imagen sobre el capitalismo que omite generar “condición humana”.

En el espacio no euclidiano del nuevo milenio, una curvatura maléfica desvía invenciblemente todas las trayectorias. Es el fin de la linealidad, del progreso. En esta perspectiva, el futuro ya no existe, como lo expresa Jean Baudrillard.

Para todos los niños tiene la muerte una mirada, explotados directa o indirectamente por el sistema -son hoy como ayer- la expresión más elocuente de un continente de violencia y de explotación de la vida humana. El hambre que mata niños cada día, sin ese poco de pan que era obligado, sin la ayuda de aquellos que debieron cantarles.

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