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sábado, 22 de mayo de 2010

Cuando no había un país, sino muchas culturas

Cuenta Lucio V. Mansilla que, siendo joven y estando en París, despertó la curiosidad del elegante salón de la marquesa de Lagrange. De ese interés dieron cuenta dos admiradoras, cuando exclamaron: “¡Qué hermoso debe ser con plumas!”.
Durante las primeras décadas del siglo veinte, los viajeros porteños que visitaban Salta y Jujuy se comportaban aquí frente a los locales como aquellas damas parisinas que deben haber visto en el mozo Mansilla un ejemplar de “buen salvaje”.

Hasta hace pocos años todavía era posible ser interceptado en el centro de la ciudad de Salta por algún turista que, de rigurosa bermuda y cámara fotográfica en mano, preguntaba: “¿Puede decirme usted donde puedo ver los indios?”.

Con aquella pregunta, además de ese despiste, aquel visitante demostraba no haberse enterado que, en los últimos años, la palabra “indio” dejó de ser descriptiva sino que adquirió una marcada connotación despectiva. Hace ahora justo un año el diario “El País” de Madrid fue criticado por decir en una editorial que Evo Morales era “el primer indio elegido presidente de Bolivia”.

En Perú y en Bolivia se admite aún usar “indígena”. Lo políticamente correcto, ahora, es decir “pueblos originarios” o “comunidades étnicas”. Pero, mientras las palabras circulan por un nuevo camino las actitudes parecen transitar por los de siempre. Las denominaciones, indios, indígenas, pueblos originarios o comunidades étnicas o hermanos aborígenes, van a una velocidad: la mentalidad a otra más lenta. Los descendientes de los pobladores originarios no sólo siguen siendo percibidos como exóticos sino que se intenta exhibirlos como tales.

¿Indios, aborígenes o pueblos originarios?
Sea por sus modos de vivir, pensar, sentir y trabajar, por hablar una lengua distinta o mantener su identidad en la memoria del pasado, hay gente que considera que pertenece a pueblos que vivían en estas tierras antes de la colonización europea. Esto significa ser aborigen, término que deriva del latín: ab (desde) + origen.

Pero aunque la palabra aborigen no necesariamente posee una carga de discriminación como la que tuvo indio o indígena, muchos aborígenes prefieren ser llamados pueblos originarios. La denominación pueblo señala que los aborígenes no son una clase diferente de seres humanos, ni inferiores ni superiores a las personas de otros pueblos, como el pueblo argentino, por ejemplo. Originarios alude a que estos pueblos vivían antes en estas tierras; sus abuelos y los abuelos de sus abuelos nacieron en el mismo territorio que fue conquistado por los europeos, y que ahora forma parte del territorio nacional.

Pero es cierto que otros pueblos, a pesar del peso negativo de esas palabras, se llaman a sí mismos indígenas, pueblos indígenas, o incluso indios. ¿Por qué? Bueno, hay diversas razones. Entre ellas que estos términos, aunque para muchos mantienen un sentido peyorativo, han configurado también su identidad a lo largo de siglos, y, en cierta medida, también les pertenecen. Recuperar el uso de estas palabras, pero luchando por cambiar su sentido discriminador, es para algunos grupos aborígenes una manera de defender su derecho a ser respetados en pie de igualdad con todos los pueblos del mundo, y en sus propios países.

Ley y discriminación
No sólo durante la colonia, sino también luego de la independencia de los países americanos, las leyes vigentes desfavorecieron al indio. Y a menudo no se aplicaban las que los protegían de aquel que los mataba, robaba sus tierras, o los esclavizaba. O si no, como hasta ahora, eran discriminados a la hora de trabajar, educarse, poseer tierras, etcétera. Por eso, a lo largo del tiempo, mucha gente que quizá reconocía en privado su ascendencia aborigen prefirió callar, para tratar de integrarse de un modo más igualitario en la sociedad nacional.

A la maestra le diría que cuando encuentre en el manual de 5º grado que los indios "vivían", que ese tiempo lo corrija porque los indios "viven" en Buenos Aires, formosa, en el Chaco, en Salta, en la Patagonia.... Hay miles de aborígenes en la Argentina pero es muy poco lo que se conoce sobre las culturas aborígenes.

-El 21 de junio comienza el año 5515 para millones de argentinos y sudamericanos. Los pueblos originarios andino-amazónicos celebran el año nuevo con el solsticio de invierno, al que los quechuas conocen como Inti Raymi, los aymara como Mara T’aka y los mapuches como We tripantu. El epicentro de los festejos será en la ciudad sagrada de Tiwanaku, en Bolivia, pero habrá ceremonias en todas las comunidades indígenas. Para los ranqueles, el festejo principal será en Leubucó, a 190 kilómetros de Santa Rosa, La Pampa, donde están los restos del cacique Mariano Rosas. En tanto, los mapuches harán su ceremonia central en Bahía Blanca con representantes de todos los pueblos-

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