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domingo, 31 de mayo de 2009

.....Y EN EL MISMO LODO TODOS CHAPOTEAMOS (Discépolo)

Reginald McKenna, miembro de la Cámara de los Comunes; dio un ejemplar discurso en el Midland Bank, en enero 1924. "Me temo que al hombre de la calle no le gustará saber que los bancos pueden crear y de hecho crean dinero. El volumen de dinero en existencia varía solamente con la acción de los bancos aumentando y reduciendo sus préstamos. Cada préstamo o cuenta en descubierto crea dinero. Y los que controlan el crédito de una nación, dirigen la política de su gobierno y tienen en sus manos el destino del pueblo".

Ya no se trata ni de "izquierda" ni "derecha". En la década de los 1780, plebeyos y aristócratas, reformistas y conservadores, se sentaban a la "izquierda" o "derecha" del rey, Pitt el Joven advertía en el Parlamento de Londres: "… hay un Poder detrás del Trono… ". No se trata de sentarse a la "izquierda" o "derecha", sino de saber quién está "detrás" del Trono.
Hoy se dejan los atributos "formales" de Soberanía, y se apoderan de los mecanismos reales para ejercer la misma, lo que Scalabrini Ortiz llamaba "los resortes ocultos". No se atacan ni los límites ni las soberanías políticas de los Estados, sino las soberanías económicas de los mismos. Se los destruye desde afuera.

Una actitud que se aprecia en el reciente y valiente libro de Fabian Spollansky La mafia judía en la Argentina(2008) es donde su autor les reclama a sionistas confesos como Eduardo Elsztain, el mayor terrateniente de Argentina, a su socio Marcelo Mindlin y al rabino Tzvi Grümblatt a quienes cuestiona diciendo: ¿Rebe, es de judíos hacerse millonarios en tan poco tiempo y hacerse dueños de la Argentina? Y ¿Rebe, es de judíos poner plata en todas las patas de las campañas políticas para estar bien con todos? .Desde nuestra ética varias veces milenaria no vamos a silenciar este abuso que nos hiere y nos humilla”.

El lobby sionista de Estados Unidos controla y gerencia (a través de paquetes accionarios o de familias):

Las tres principales cadenas televisivas de ese país (CNN, ABC, NBC-Fox); los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post); las tres más influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker); consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o Yahoo; colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox entre otros; megacorporaciones del capitalismo sin fronteras como Wal-Mart Stores, Walt Disney, Microsoft, Pfizer Inc, General Motors, Hewlett Packard, Home Depot, Honeywell, IBM, Intel Corporation, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase, American International Group, American Express, AT & T, Boeing Co (armamentista) , Caterpillar, Citigroup, Coca Cola, Dupont, Exxon Mobil (petrolera) , General Electric, McDonalds, Merck & Co, Procter & Gamble, United Technologies y Verizon.

Además, los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos (las más grandes del mundo) que cotizan en el índice Dow Jones de Wall Street, responden mayoritariamente al sionismo.

El poder sionista en la Argentina

He elegido como única fuente de este agregado el libro “La mafia judía”, de Fabián Spollansky (Ed. Rubin, San Juan 2008), para evitar cualquier sospecha o acusación interesada de “antisemitismo”, ya que Spollansky es judío.

Según ese autor sanjuanino, en nuestro país el poder económico sionista también es muy importante, y comprende nada menos que a la petrolera YPF (virtualmente regalada a Enrique Eskenazy por la española Repsol, debido a las exigencias del gobierno del matrimonio Kirchner).

El otro pilar clave del poder sionista local es el inmenso grupo surgido de la nada que controlan Eduardo Elsztain (su jefe) y Marcos Marcelo Mindlin (a quien el diario Crítica de Jorge Lanata ha denunciado como uno de los principales lavadores de dinero, que operaba con el Banco JP Morgan).

El imperio económico y financiero de Elsztain y Mindlin
cuenta con la colaboración profesional y/o política de personajes cuyos nombres son bien conocidos entre nosotros. Ellos son: Mario Blejer (ex presidente del Banco Central durante 2002/2003 designado por Eduardo Duhalde, le otorgó al Banco Hipotecario de Elsztain y Mindlin un redescuento por 300 millones de dólares que, al momento de editarse el libro de Spollansky –2008-- aún no habían sido devueltos), el rabino Tzvi Grumblat (jefe espiritual en la Argentina de la secta religiosa fundamentalista Jabad Lubavitch, uno de cuyos “benefactores” notables es Elsztain), Roberto Apelbaum (“fue nombrado por Mauricio Macri en el Instituto de la Vivienda y sirvió de puente entre Elsztain y Macri”, en pág. 102), Andrés Borestein, Emilio Cárdenas (ex embajador de Menem en la ONU, menemista de paladar negro y luego síndico de IRSA), Juan Cavanagh, Esteban Conte Grand, Miguel Kigel (ex subsecretario del Ministerio de Economía y, a los pocos meses, presidente del Banco Hipotecario de Elsztain y Mindlin), Alfredo Mac Laughlin (secretario de Finanzas de Felisa Miceli, presidencia de Néstor Kirchner), Samuel Liberman, Julio Augusto Macchi (Bolsa de Comercio), Uriel O’Farrel, Martín Paolantonio, Abraham Perelman, Juan Carlos Quintana Terán, Pablo Espartaco Rojo (ex representante del Estado ante el Banco Hipotecario, y poco después director del mismo banco), Felisa Miceli (ex ministra de Economía y tesorera de las Madres de Plaza de Mayo), Gaset Waidatt, Sergio Soldati, Saúl Zang (titular de un Estudio Jurídico conectado al “establishment” y socio del Estudio Simpson,Thatcher y Bart Lett LLP de Nueva York), Marcelo Stubrin (socio de Elsztain, ex diputado nacional del radicalismo, “hizo de puente para la vinculación de la mafia Elsztain con la Coalición Cívica de Lilita Carrió, según denuncia del diputado Macaluse”, en pág 127), Arturo T. Acevedo, Jorge Aguado (ex gobernador de Buenos Aires durante la dictadura militar), Julio Aisenstein, Pablo Aladazábal, Jorge José Álvarez, Roberto Álvarez, Federico Braun, Jorge Brito (presidente de la Asociación de Bancos Privados de la República Argentina, destacado financista de las campañas políticas de Carlos Menem y actual banquero de confianza del matrimonio Kirchner), Enrique Bullrich (de la Cámara de Rematadores de la Bolsa), Horacio Fargosi (jurista), Guillermo Gainza Paz, Rodolfo García Piñeiro, Jorge A. Levy, Eduardo Santamarina, Adrián Werthein (Bolsa de Comercio, La Caja de ahorro y seguros, etc.), y dos centenares más de conocidos empresarios, abogados y economistas.
El grupo Elsztain-Mindlin domina en conjunto nada menos que el Banco Hipotecario Nacional (privatizado por Menem-Cavallo-Kigel-Rojo casi gratuitamente a favor del grupo) con sus decenas de empresas controladas, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires; las sociedades de Bolsa Dolfhind Fund, IFISA, Raymond James Argentina SA y APSA; el Banco de Crédito y Securitización, la Caja de Ahorro (hoy La Caja SA); los “shoppings” Alto Palermo, Abasto y Buenos Aires Design Center; los Talleres Rosario; los hoteles Holliday Inn, Intercontinental, Llao-Llao y el Libertador Kempinsky; los edificios Torre Telecom, Palacio Alcorta, Renault, “El Rulero” de Libertador y 9 de Julio, Prourban, Pirelli y muchos más en el centro de Buenos Aires y otras ciudades, que totalizan 1.681.900 metros cuadrados de construcción; las empresas de electricidad Citele, Edenor SA, Los Nihuiles SA, Diamante SA, Central Térmica Güemes SA, Powerco SA, Central Puerto SA, Pampa Energía SA y Transener SA; los grupos de inversión Inversora Nihuiles SA, Rental Farms SA, CAM SA, Cactus Feeders SA y Consultores ASSET Management SA.

La principal empresa del grupo Elsztain.-Mindlin es Cresud SA, propietaria, al año 2000, de 468.000 hectáreas en la pampa húmeda y 170.000 cabezas de ganado vacuno. En Brasil, asociada con Cyrela en la compañía Brazil Realty, poseía inversiones en “shopings” por 261 millones de dólares y se apresta a invertir en Goiás y el Matto Grosso. En Venezuela, asociada al grupo Valentini, invirtió 300 millones de dólares en inmuebles. Para todas estas inversiones George Soros les consiguió dinero en el mercado global de capitales.

A Eduardo Elsztain lo apoya desde Estados Unidos Edgard Bronfman, dueño de Seagram y de Universal, ex vicepresidente de Vivendi Universal, ex CEO de Warner Music Group y ex presidente del Congreso Judío Mundial del cual Elsztain es tesorero en la Argentina (nombrado por Bronfman).

Elsztain y Mindlin también están estrechamente vinculados con otros poderosos personajes norteamericanos, como:

- Sam Shell (socio en Cresud SA), de origen polaco, es uno de los mayores especuladores inmobiliarios de ese país donde posee 10 millones de metros cuadrados de oficinas y 225.000 departamentos. Tiene, a su vez, inversiones en Venezuela, Brasil y Chile, dos plantas eléctricas en China, una en Bangladesh y una en Filipinas.

- Michael Steindhart, fundador del fondo de cobertura Steindhart, Buena, Berkowitz & Co, que fue multado con 70 millones de dólares por el Departamento de Justicia por manipulaciones contra el Tesoro.

- George Soros fue el que puso todo el dinero para iniciar los negocios del grupo Elsztain-Mindlin. Hoy está separado, pues los dos socios argentinos citados lo hicieron a un lado.

En la Argentina, tanto el grupo Eskenazy como el de Elsztain-Mindlin, tienen total apoyo del matrimonio Kirchner, al punto de que en muchos emprendimientos actúan como si fueran los testaferros del poder.

Continúo hoy con la descripción de los meandros por donde fluye el abundante y no siempre limpio dinero que financia las andanzas del sionismo en nuestro país.

Al respecto,

es muy importante señalar que, en la Argentina, el dinero y el poder del sionismo y, por lo tanto, de Israel, están íntima e indisolublemente ligados, fomentados y protegidos por el matrimonio Kirchner, aunque no es ése su único sostén político. También apoyan abiertamente a esa dupla de dominación mundial, que sin dudas ha fijado su mirada sobre nuestro país (y Chile), tanto Carlos Menem y Elisa Carrió, como Mauricio Macri

y los otros personajes con poder político que mencioné en la segunda nota.

Además, virtualmente no hay político encumbrado, de los que son “políticamente correctos”, que no les rinda pleitesía. Es proverbial el cuidado que pone Duhalde en no contradecirlos o negarles algo, igual que López Murphy, de Narváez y Binner. Y todos los “políticamente correctos” guardan un “saludable” silencio cada vez que Israel mata, depreda, demuele, aplasta o invade a los palestinos, a los libaneses o a quien fuere. De eso no se habla.

El caso de Enrique Eskenazy

Además de la inigualable proeza de hacerse propietario del 25% de Repsol sin un centavo, Kirchner mediante, Eskenazy es el dueño visible del grupo constructor Petersen (ex Gotti, Petersen y Tool), que viene ganando casi todas las licitaciones de obras públicas en Santa Cruz desde la época en que Kirchner era su gobernador.

Con ese antecedente “bancario”, Menem y su gobernador sanjuanino (Escobar), en 1995 le entregaron a Eskenazy el Banco de San Juan privatizado. Como, con esa adquisición, Eskenazy ya era banquero…, Kirchner le dio el Banco de Santa Cruz (en 1997). Luego el mismo Kirchner, como presidente, se basó en esos dos módicos bancos de Eskenazy, para darle casi “manu militari” el más gordo Banco de Santa Fe. La línea técnica del Banco Central se opuso a esa operación pues los dos banquitos de Eskenazy no tenían ni el capital, ni los depósitos que justificaran tamaña entrega. Apretaron al Central desde la Casa Rosada, y sus técnicos pusieron entonces como condición que el Banco de Santa Cruz se capitalizara o aumentara sus depósitos en al menos 31.000.000 de pesos-dólares. Al día siguiente, el gobierno de Santa Cruz puso un plazo fijo en el banco de Eskenazy por 31 millones de pesos-dólares…

Poco después, Kirchner le otorgó a Eskenazy el Banco de Entre Ríos S.A., basado en que este mago de las finanzas (¡sin dinero y sin ayuda kirchnerista!) ya era dueño de tres bancos.

Un detalle sugestivo, Eskenazy es ingeniero químico con un post-grado en la Universidad de Chicago (EE. UU.), e hizo carrera dentro del grupo Bunge y Born, al lado de Hirch. ¡Nada se pierde!

Sergio Spolsky o Szpolsky, Hadad, Escudé y Cia

El rabino Sergio Spolsky fue uno de los protagonistas de la caída del Banco Patricios, aquél que, una vez fundido (1997), fue absorbido por el Banco Mayo, el de Rubén Beraja, gracias a un generoso aporte estatal menemista de $374,7 millones.

Spolsky fue también tesorero de la AMIA, cuyo Tribunal de Ética lo sancionó por desviar fondos de la institución hacia el banco Patricio (Página 12 del 27-10-04).

Este héroe del sionismo bancario, un buen día decidió incursionar en el negocio periodístico. Sus primeros intentos los hizo con Gerardo Sofovich, durante el menemismo: trataron de fundar un periódico que no llegó a nacer.

En 2002, Spolsky ya era vicedirector y accionista del diario Infobae, junto con Daniel Hadad: uno por “izquierda” y el otro por “derecha”… Dios los había criado y ellos se juntaron. Hadad tiene la ventaja de que, siendo nieto de sirios, es un pro-sionista convencido (de que así se gana mucho dinero), y es dueño de Radio 10, las FM Amadeus, Mega y otras, y de la señal de cable C5N.
El 12 de marzo de ese año, Carlos Escudé, legendario colaborador del MI6 británico, “amigo” de la CIA norteamericana, autor de un par de libros sobre la necesidad de obedecer siempre al imperio dominante –pronto proclamará la necesidad de aprender el mandarín y comer arroz con palitos…--, profesor de la Universidad Di Tella (¡seguro!), columnista invitado con frecuencia por el diario LA NACIÓN (¡obvio!), ex panelista de los programas de Mariano Grondona (¡más obvio aún!), entusiasta defensor de los derechos ingleses sobre Las Malvinas (en 1990, el ex canciller menemista Guido Di Tella lo designó para defender ante Gran Bretaña nuestros derechos sobre las islas del Atlántico Sur; fue ahí cuando Escudé declaró públicamente que “Las Malvinas, jurídica, política e históricamente, les pertenecen a Inglaterra”… ¡lo más obvio de todo!), asesor en educación (¡justo en educación!) del ex candidato presidencial Adolfo Rodríguez Saá en 2002/2003, a quien propuso separar la provincia de San Luis de la Argentina, y unirla a Chile (¿falta algo?), ese señor Escudé, digo, el 12-03-02 escribió un artículo en Infobae en el que propuso textualmente:

“… no basta con matar a diez palestinos por cada israelí que caiga asesinado. (…) (Hay que) acobardarlos de manera que ya casi ninguno ose levantar un dedo contra un israelí, y eso se conseguirá sólo cuando el coraje moral del Estado de Israel alcance para detonar una pequeña bomba de uno o dos kilotones sobre Gaza.

“Estos son tiempos para un Churchill y para una pequeña Hiroshima

”Y aquí, en Buenos Aires, en las vísperas de su aniversario, éstos son tiempos para rendir un homenaje a las víctimas del atentado de 1992, ya sin hipocresías pacifistas sino conscientes de que frente a este enemigo y en estas circunstancias la paz es imposible sin la guerra.

Ni los jefes terroristas Ben Gurión y Menahen Begin, ni la fría Golda Meir, ni el chacal Ariel Sharon se atrevieron jamás a proponer tal monstruosidad. Escudé, sí.

Al día siguiente presenté una denuncia criminal contra Carlos Escudé y Antonio Laje (director de Infobae) por incitación y apología del delito (del genocidio) y por discriminación étnica y religiosa. Seguramente prescribió todo antes de que el juez se decidiera a actuar contra un conspicuo colaborador del sionismo, del MI6, de la CIA, de Inglaterra, y de… Infobae.
Dos o tres días después de haber presentado esa denuncia, me llamó el señor Sergio Spolsky, vicedirector de Infobae, para decirme que yo estaba atentando contra la libertad de expresión, pues Escudé tenía derecho a publicar sus ideas por la prensa, y yo intentaba censurarlo antidemocráticamente… Fue imposible hacerle aceptar que también se puede delinquir a través de la prensa. El tedioso diálogo terminó cuando se me ocurrió preguntarle:

“Señor Spolsky, ¿Usted publicaría una nota de Escudé, o de otro, en la cual se propusiera tirar una bomba atómica sobre Tel Aviv para terminar con el terrorismo del Estado de Israel?”
“Con usted no se puede hablar”, fue su encolerizada respuesta, y colgó el teléfono.

Esta joyita de sionista (“nunca taxi”) se le arrimó a los Kirchner apenas subieron en 2003, y llevado por esas expertas y generosas manos, Spolsky ha logrado ser dueño:

- del 100% del diario Infobae, que vende sólo 3.000 ejemplares, pero vive y da ganancias gracias a los avisos oficiales;

- de la revista Veintitrés, desde la cual, y ayudado por el secretario de Medios, Enrique Albistur, se dedica a atacar al opositor periódico Perfil;

- de radio América (AM) y Aspen (FM);

- del 50% del diario El Atlántico, de Mar del Plata;

- y de Comunicaciones Auditadas SA (junto con Sokolowicz), entre otros medios.

Y también ayudado “generosamente” por los Kirchner, fue dueño, hasta que las fundió, de las agencias noticiosas Infosic e Infofax, junto con sus “camaradas” Gastón Sokolowicz, Fernando Sokolowicz (uno de los dueños de Página 12 en ese momento) y otros.

Siempre con el andador kirchnerista, Spolsky compró el diario universitario “La U”… y también lo fundió. ¡Total… era plata dulce!
El incondicional y ciego apoyo del matrimonio presidencial al sionismo hace pensar a muchos que, uno de los Kirchner, o los dos, tienen cierta cuota de sangre judía. Y ya se sabe hasta dónde y cómo los sionistas controlan a la comunidad judía. La extrema dureza de ese control hace
admirable la conducta de aquellos judíos que se atreven a desobedecerlo y critican públicamente las atrocidades de Israel. No son muchos, pero los hay.

De todos modos, con sangre judía o sin ella, los Kirchner ya han
capitulado fea y totalmente ante el sionismo.

Fuente: http://www.avizora.com/atajo/colaboradores/textos_juan_gabriel_labake/0006_argentina_prisionera.htm
http://www.docstoc.com/docs/5832430/LA-MAFIA-JUDIA-EN-LA-ARGENTINA

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