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martes, 24 de marzo de 2009

Radicales. No Olvidar

Tras la muerte de Perón el ambiente político, económico y social se complica aún más y la presidenta Isabel Perón demuestra día a día que no está preparada para semejante responsabilidad. A mediados de 1975 la crisis económica estalla con el Rodrigazo, un brutal plan de ajuste impuesto por el ministro de economía Celestino Rodrigo puesto en su cargo por López Rega; Isabel Perón no había logrado su objetivo de poner en caja a los trabajadores. El conflicto social se generaliza y los gremios concretan la primera huelga general contra un gobierno peronista.
En este contexto, el radicalismo propone a través de Balbín conformar un gobierno de unidad nacional. La propuesta es rechazada por el justicialismo y se incrementa el clima golpista.

A mediados de marzo de 1976 y frente a la gravedad de las circunstancias, Ricardo Balbín, como líder de la oposición se dirige al país por la cadena nacional de radio y televisión: 10 días antes del golpe, "las más meritorias que he visto en mi vida (...) Algunos suponen que yo he venido a dar soluciones. No las tengo (...) Pero las hay. Esta es la unión para el esfuerzo común de los argentinos’."3 Mientras tanto, Isabel cedía espacio a los militares y Luder firmaba el decreto de "aniquilación de la subversión".... y parafraseando a Almafuerte concluyó: "Todos los incurables tienen cura cinco minutos antes de la muerte."

Tras el golpe militar de marzo de 1976, el radicalismo decidió buscar apoyo internacional. En mayo de ese año Balbín asiste en Caracas a la reunión de la Internacional Socialista y se pronuncia contra la violencia guerrillera y por la vuelta de la democracia a la Argentina.
La actitud de Balbín frente a la dictadura fue de tácita adhesion. Llegó a decir que Videla es el general de la democracia.
Cuando la presidenta de las madres de Plaza de Mayo le reprochó en 1977 su nulo compromiso para esclarecer el destino de los desaparecidos le contestó: "Usted ocupese de los muertos, que a mí me duelen, pero yo meo cupo de los vivos para que no mueran."
En 1980 produjeron un profundo rechazo entre los famiiares de desaparecidos sus declaraciones a un diario español en las que señalaba "Creo que no hay desaparecidos, creo que están muertos, aunque no he visto el certificado de defunción de ninguno" El informe de la CONADEP demostrará años más tarde que hubo desaparecidos con vida en los más de 400 campos de concentración hasta mediados de 1982.
En 1981 el reemplazo de Videla por Eduardo Viola, abrió un muy pequeño espacio político. El nuevo presidente inició una ronda de conversaciones con referentes partidarios. Balbín junto a dirigentes políticos del radicalismo, el desarrolismo y la intransigencia impulsa la creación de la "Multipartidaria", una especie de versión agiornada de la Hora del Pueblo.
Pero la salud le jugará una mala pasada y no alcanzará a ver funcionando a pleno a ese nuevo ámbito democrático. A fines de agosto es internado en una clínica de La Plata por complicaciones cardíacas y respiratorias. A los pocos días pasa a terapia intensiva y el 9 de septiembre de 1981, a los 77 años moría Ricardo Balbín. Su entierro fue multitudinario y se constituyó en un lugar de encuentro de los partidarios de la democracia que cantaban al unísono: "se va a acabar la dictadura militar" y de los jovenes radicales que acompañaban el cortejo funebre coreando una nueva versión de la marcha radical "Adelante radicales, adelante sin cesar, no queremos dictaduras, ni gobierno militar".
Felipe Pigna EL HISTORIADOR
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Juan Gelman- por Felipe Pigna ¿Cuáles fueron para usted las causas del golpe del '76? Bueno, no se puede analizar el golpe del '76 fuera de una historia de golpes en la Argentina en el año 1930. Todos conocemos la posibilidad de golpe de estado, la imposibilidad que los gobiernos civiles se afianzaran. En cierto momento se habló de la existencia de un partido militar, en cuanto que era el ejército el que determinaba el curso de las políticas nacionales. En realidad, mirando un poco eso, en un golpe de estado que tuviera éxito si no contara con apoyo civil. Ese apoyo civil es en general de empresarios, agropecuarios, según la época, sectores políticos. Y es verdad lo que tantas veces se dijo que los políticos, por ejemplo los radicales, pero no sólo los radicales, los comunistas, los demócratas progresistas, los socialistas golpearon las puertas para que los militares derrocaran a Isabel Perón. Y de algún modo el golpe del '76 se dio con un consenso social, de capas bastantes grandes, sobre todo en la pequeña burguesía urbana y en los sectores urbanos. Los pretextos que se usaron para el golpe eran económicos, la mala gestión de Isabel. Que eso existió eso es así. Pero estábamos a nueve meses de elecciones generales, donde se podía cambiar un gobierno y elegir otra posibilidad de gobierno. Otro pretexto que se utilizó fue el de la guerrilla, pero ocurre que hay países, como Italia y Alemania, donde la guerrilla se pudo controlar y deshacerla sin necesidad de golpe de estado y todo lo que ocurrió después. Este es el fundamento de la famosa teoría de los dos demonios. Es decir, por un lado estaba la guerrilla, tuvieron que intervenir los militares, del otro lado están los militares y en el medio hay una población que no tiene nada que ver con nada. Esta es una forma de desresponsabilizar a la gente en relación a lo que ocurría. Por eso este tema que se resuelve muy fácilmente en audiciones de televisión, a mi juicio requiere una reflexión más circunstanciada: cómo fueron las cosas, qué pasó.
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http://www.elforjista.unlugar.com/24demarzo.htm Al producirse el golpe militar, no pocos sectores políticos, sindicales, y por supuesto, la mayoría de los empresarios, recibieron con algarabía la asunción de aquella nefasta Junta Militar liderada por el general Jorge Rafael Videla.
Algunos sectores políticos y sindicales colaboraron con la dictadura, y muchos empresarios realizaron excelentes negocios.
Américo Ghioldi, quién había sido activo golpista en 1955, fue designado embajador en Portugal., era dirigente del Partido Socialista Democrático, que nada tenía de socialista y menos de democrático, mientras tanto, otro socialista, Alfredo Bravo era torturado en las prisiones de la Tiranía.
En este cruento escenario histórico, Alfredo Bravo fue secuestrado por un grupo de tareas, el 8 de septiembre de 1977, mientras daba clases en una escuela para adultos. Permaneció desaparecido hasta el 20 de septiembre y recién fue liberado dos años después, en 1979. Torturado brutalmente durante su cautiverio, Bravo sostuvo dignamente su condición de militante solidario: jamás delató a nadie ni dio información respecto de las organizaciones en las que participaba.
Otro integrante del sector, Luis Pan, practicaba el colaboracionismo con la Junta asumiendo como interventor de EUDEBA, donde su primera medida fue sacar de circulación y guillotinar ediciones enteras de libros del revisionismo histórico editados entre 1973 y 1976. Por la misma época, otro voluminoso idealista salido de las filas de los herederos de Juan B. Justo, Simón Lázara, con el tiempo devenido vocero personal del ex presidente Alfonsín, recorría Europa defendiendo en la tribuna de la Internacional Socialista a la dictadura de Videla como el "mal menor". Pues bien, La Porta, discipulo del embajador Ghioldi, compartia la decisión de su maestro y de estos correligionarios y también los beneficios que brindaba la adhesión al poder de turno. Por ello hizo publica manifestación de su propia lealtad. Desde la dirección de La Vanguardia elogió en un editorial publicado el 5 de febrero de 1981 al general Roberto Eduardo Viola y el Proceso de Reorganización Nacional (a esa epoca, quienes tenian militancia politica no podian desconocer cuanto ocurria en la nación). El panegirico llevaba por titulo “El socialismo democrático y el presidente Viola. Una esperanza y un programa de acción y superación”. Apenas unos párrafos sirven para definir el servilismo hacia el gobierno más cruel y bárbaro de nuestra historia.
El Partido Comunista mantuvo una posición conformista y pasiva para no enturbiar los buenos negocios de la dictadura con la Unión Soviética, casi todos los partidos denominados provinciales, altualmente identificados con el centro-derecha, prestaron sus hombres para ser funcionarios de ese gobierno.

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