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domingo, 19 de octubre de 2008

"Las bolsas se desploman"


Gente despierta El Estado esquivó su papel mientras la estupidez y la avaricia de la City se deslizaban hacia el robo.

El miedo es una cuestión de tiempo, como casi todo. Los “cucos” de los 5 años son distintos a los de los 15, y éstos, a los de los 40. Con las sociedades pasa más o menos lo mismo y las reglas no son “globales”, mal que le pese al mundo en red. Se desploman las bolsas, pero los ojos del miedo del argentino común no se clavan en las pizarras del Merval (al menos por ahora).

Pero bueno ya que esto de hablar de inseguridad sirve para no ver lo importante, filosofemos con los medios, y con la sociedad mezquina que nos toco y de la cual somos parte, y hablemos "de esos".

El miedo es de acá y de ahora, más chiquito (podrán decir), aunque más real y enquistado. Es el del colectivero que rueda por las madrugadas del Conurbano, el “a ese barrio no te llevo” de un tachero cualquiera; el blíndex en el locutorio del barrio; el “operativo” para sacar la basura si ya no hay sol; el gas pimienta en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero; el “abrime el portón que estoy llegando”; el terror de los padres -al abuso, al alcohol, a las drogas, a la violencia de otros pibes, a los accidentes, a los robos, a los patovicas- y la lista sigue. El miedo, en definitiva, a perder lo poco o lo mucho que se tenga. Ya no la incertidumbre a que me pase lo del otro, sino al otro (a secas), porque si lo del otro no me pasó, nadie escapa al inquietante vaticinio de “me va a pasar”. Hay miedo.

...Y ahí vamos, la sociedad, sus miedos y los medios en el medio. Donde algunos ven la tragedia de un grupo de gente a quienes les venimos robando la vida (25, antes del año, se mueren por día por hambre y causas evitables), otros esquivan la mirada y hablan de una banda de delincuentes que, cuanto menos, debería estar encerrada por siempre, “antes de que nos maten”. La prensa, que reduce el asunto a sus páginas policiales, inclina la balanza en la disyuntiva entre terminar con el hambre o acabar con los hambrientos. La represión parapolicial a los chicos, a las mujeres, a esos "negros" impone que nos planteemos en forma urgente y sin eufemismos, qué sociedad queremos construir.
“Muy Bien, ya es hora de sacar esa escoria de la calle, así el ciudadano honesto puede vivir tranquilo!!!!!!!!!” (firmado por “Barredor de lacras”, comentario anónimo...siempre es anónimo).

Para pocos hay “justicia” y para muchos, desamparo. Las prisiones están atiborradas de pobres, igual que las comisarías y los institutos de menores. Otros tantos sobreviven sin techo firme, sin servicios básicos y sin trabajo. La calle es su cárcel a la intemperie, donde los uniformados desconocen los derechos y el invierno no perdona.

Entonces todos tuvimos algo para decir:
-Se drogan todo el día.
-Solicitamos que se arbitren todos los medios y acciones que otorga el plexo normativo sobre "esta gente", tendientes a establecer los derechos vulnerados.
-Roban siempre; a mí hijo le sacaron el celular.


Los parieron cuando el corralito, el déficit cero, los recortes a la salud, las privatizaciones de servicios y recursos estratégicos. En el país que hicimos o dejamos hacer, ellos nacieron con una condena que difícilmente puedan evitar: morirán de hambre, de frío, quizá de un balazo o torturados en una noche de comisaría.

La carga de la responsabilidad no importa: el país que hicimos, el que dejamos hacer, el que no pudimos impedir que hagan, les roba la dignidad del techo y la casa con comida, la oportunidad de elegir.
¿Se puede mirar con los ojos de la ley a quienes nunca conocieron ni un derecho?
Ya ni siquiera se trata de la militarización de la política, que suponía la posibilidad de eliminar a un enemigo de ideologías o intereses. El asunto pasa por esa población sobrante, desclasada: los que quedaron afuera.

La respuesta exclusiva es la que proponen los medios, la gente de bien...., el encierro de los unos y los otros que nunca es efectivo: a la larga, la opción por la exclusión lleva a la eliminación, a la masacre.

Ahí es donde nace la espantosa sensación que motiva estas líneas: la intuición de que buena parte de la sociedad, aunque no lo expresa en voz alta, quiere gatillo fácil y golpizas de madrugada. Plantearlo así es provocativo y quizá, otra vez, simplifica los tantos.

Creemos que las cosas son, pero.....son como las vemos.

Las estadisticas
http://www.cesvi.com.ar/MundoAutomotriz/Estadisticas/EstadisticasAutomotriz.aspx
http://www.eleco.com.ar/index.php?action=detalle&modul=noticias&id_noticia=7286
http://www.clarin.com/diario/2008/07/05/policiales/g-01708802.htm
http://www.pool-economico.com.ar/nota-485.html
http://www.clarin.com/diario/2008/07/05/policiales/g-01708802.htm
http://www.terra.com.ar/canales/actualidad/182/182054.html
http://www.diariohoy.net/

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